lo mucho que sonríen debajo de la piel

-Guillermo Rebollo Gil

Leí que presentaron un proyecto de ley en la Cámara para tipificar como delito menos grave los actos deliberados de peatones para bloquear o interrumpir el tránsito vehicular. A menudo las y los peatones en Puerto Rico buscan vengarse de su gobierno deteniendo el tránsito en las principales vías públicas.

Posibles razones por las cuales una persona molesta con el gobierno optaría por detener el tránsito:

Porque aún no ha encontrado cómo detener el gobierno.

Porque para detener el gobierno de este país también habría que detener el gobierno de otro país, con mucho más tráfico moviéndose a lo largo de avenidas y expresos mucho más largos y amplios.

Porque cuando a ti te sospechan de haber paralizado el tráfico en este país pequeño a duras penas te dejan abordar un vuelo para el país grande.

Porque, de un tiempo para acá, las personas que logran montarse en un avión hacia ese otro país ya no regresan. Antes uno las despedía un día cualquiera en el aeropuerto y el día menos pensado estaban junto a ti bloqueando el expreso.

Otra razón es que detener las despedidas resulta aún más difícil que detener los gobiernos de este y el otro país. Hasta donde yo sé, despedirse de alguien aquí aún no conlleva sanción criminal. A menos que la forma que tome esa despedida sea la de un bloqueo masivo de las principales vías públicas del país. ¿Se imaginan? Que por cada persona que se haya ido en los últimos 3, 5, 10 años, alguien más pusiera su cuerpo en la calle para impedir el tráfico. Ese día no habría agentes suficientes para efectuar los arrestos. Ese día apenas habría carros en las carreteras. Ese día nadie llegaría a tiempo al aeropuerto. ¿Acaso no sería ese un buen día para regresar al país? ¿Para uno no quererse ir?

El proyecto de ley provee para una pena de hasta seis meses de cárcel y/o $500.00 de multa. Según los proponentes, “resulta necesario crear mecanismos para disuadir el que un grupo de personas en común acuerdo invadan las vías públicas con la intención de afectar el flujo vehicular.”

Posibles mecanismos para que las personas no tengan por qué invadir las vías públicas:

Detener el gobierno.

Invadir el otro país con la intención de detener las agresiones de su gobierno contra este país.

Regresar para ver el tráfico fluir libremente.

Mientras las anteriores alternativas continúen siendo imposibles, queda insistir en aquellas que sí tenemos a nuestro alcance. Hay alrededor de 600 carros por cada mil habitantes en el país. Hay cerca de 12,000 agentes activos en la Policía estatal. Unas 89,000 personas migraron de Puerto Rico a Estados Unidos en el 2016. Se estima que cerca de 200 personas se van de la isla diariamente. Sus familiares y amigos, en su dolor, se las ingenian para despedirlas de las formas más sentidas y sinceras. Algunos, sin saber qué pasará con el país o qué finalmente harán las personas que residen en él, las traman de antemano. Como si se tratara de una protesta masiva, sentida y sincera el día menos pensado.

“y cuando llegue ese día, te hablaré delos huesos,/ y delo mucho que sonríen debajo de la piel”.[1]

[1] Barrunto, “Nantan-Bai, uno”

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foto por gmo

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