postdata al plancito y algo más

-Beatriz Llenin-Figueroa

Postdata

Me he quedao pensando: creo que faltó decir algo en el plancito. So pena de overkill, aquí va.

El plancito según explícitamente planteado, como (casi) todo, tiene sentido solo tomando en cuenta toda suerte de estructura de poder (dónde te criaste, dónde vives, cómo es tu cuerpo, cómo tu deseo, cuál es tu composición familiar/extra-familiar, cuál es el estado actual de la escuela a la que asistes, si lo haces, y por ahí pabajo…). Es decir, puedes apuntarte sin coartadas, sin excusas, en el plancito de la inutilidad del conocimiento, del arte, del amor, si tienes los chavos, o los medios, o los recursos, para hacerlo. Si no –o si tienes algunos, mas no otros (ejemplo rápido: vas a una estupenda escuela, pero es en Jayuya; además, eres nena y estás enchulá de otra nena)–, te ves condenada a negociar/ceder. “Optas” (pero no es una “opción”) por hacer una carrera en algo “útil” pa tener un chin de esperanza que quizá –hoy, un cada vez más remoto quizá– no engordarás las filas del des- o subempleo.

Encima, si puedes, si logras, si entras[1] a la carrera esa –que la mayor parte de las veces no convoca en lo más mínimo tus pasiones; ni siquiera te ayuda a descubrirlas–, te pasas los días haciendo malabares que muchxs no podríamos ni sospechar. El tiempo todo se te agota y el aparato todo te consume. ¿Leer por leer? ¿Extasiarte frente al mar? ¿Preguntarte sobre la historia de las plazas públicas, o los laundrys, o las urbanizaciones, o las escuelas, o los restaurantes, por mera curiosidad? Hablando claro, el aparato colonial-capitalista no provee siquiera el vocabulario para contemplar estas preguntas.

Hace falta haberse fugado. De algún modo. Pero para eso, otra vez, urgen recursos, medios. En estos casos, no tienen que ser muchos. Es más, a veces no se trata de chavos contantes y sonantes (aunque esto ayuda un supermontón), ni de ser un nenito blanquito riquito macharrancito (de hecho, la mayor parte de las veces lo que hace esta gente no es fugarse, sino apuntalar el monstruo; “todo por él”). Con que en tu casa mientras te criabas hubiera un par de novelas o libritos de cuentos, podrías fugarte. Con que tuvieras un pariente de alguna manera excéntrico que viviera lejos de la casa familiar y con sus idas y venidas te creara la conciencia de otros mundos allá fuera, podrías fugarte. Con que sencillamente hubiese alguna improbable y del todo azarosa fuente de curiosidad (como una señora que vende lotería apostada en la puerta de entrada del colmadito de la esquina; o como un personaje en una serie que te mira a los ojos a través de la pantalla como diciéndote, sin decirte, ¿y tú, qué?), podrías fugarte. Pero todos esos, por más azarosos, bobos, o simbólicos que sean, son recursos…

Dicho lo anterior, el punto del plancito es, sencillamente, que el DE y la UPR, arrasaos de intereses privados, han dejado de ser/proveer esos recursos simbólicos, y es un imperativo, una urgencia social, que lo vuelvan a ser/proveer.

…y algo más

Contra todo pronóstico, aún sobreviven negocitos locales que tienen desto, daquello, y algo más… A mí se me antoja que ese algo –misteriosísimo, a la vista de que puede aplicar lo mismo a ferreterías, sculsopláis, biutis, sitios de bisuterías, placitas y un largo et cétera– es el amor.

[Cuando se invoca el amor, como aquí (quizá ya me chotié, pero estoy tratando de darle algún vuelo a la listita), una rápido piensa en el melodrama, primerísima educación sentimental de la que nunca he renegado. Pero, además de amar apasionada y desmedidamente el paisaje, la humanimal, el conocimiento, yo estaba pensando en (reductos de) formas de economía previas y, por tanto, antitéticas, al capitalismo.]

Les decía… Al meterse en esos lugarcitos del algo más (a diferencia de meterse en un fasfúd o en alguna cadena tipo wal-ponaquítusufijodepreferencia), una se topa con cosas que los economistas serios, bien pensantes, desarrollistas, señalan como defectos cancerosos de la economía boricua. Varios ejemplos:

  1. hay que esperar sin consuelo;
  2. nadie sabe explicar muy bien qué es la que hay;
  3. preguntas por algo y te dicen no lo tengo, o te contestan con evasivas y nebuleos, o te dicen que tienen que preguntar, o no dan la milla extra por venderte algo, otra cosa, lo que sea (después de todo, ¡es un negocio dentro de una economía capitalista!);
  4. te mandan de un sitio a otro y a otro y a otro;
  5. tienen los estantes de modo tal que sales convencida que el algo más es una venta secreta de antihistamínicos;
  6. te atienden enchufaxs en el celu;
  7. te dicen, mera, mi amol, te voablal claro… y tú de inmediato sabes que lo que viene por ahí es cañiña…

En fin, un larguísimo catálogo de escenas, nadie lo puede negar, exasperantes. Una sale del negocio sudando más que lechón deapeso, suspirando improperios, y con una urticaria atroz por el estado del país. A eso, he escuchado decir, le llaman somatización.

Entonces, ¿cómo atreverme a hablar de amor en este contexto? Como no formo parte, ni en el banco, del equipo islaestrellalohacemejor, te ruego que me des un breiquecito, que ya mismo me explico.

Toda vez que acontece lo anterior, se manifiestan cosas de otro tipo, como cuando el otro día entré a un negocio de hacer escrines y me dicen, diablo, mi amol, eso que tú quieres te va a salir caro. Y yo me digo, diablo, mi amol, eso sí es amol. El país por el roto y tú quieres ahorrarme chavitos. Y le contesto, bueno, mi amol, pues si tú dices eso, ¿por qué no me bregas con algo? Y me contesta, seguro, yo te hago precio porque son unos cuantos escrines. Acto seguido, me dejan el pie cuadrado cincuenta chavos más barato. Salí fresquecita, desomatizando.

Después, fui a mi laundry de hace años, cuyos dueños son unos doncitos nuyorican encantadores, pro-perros (han rescatado tres, los llevan al negocio, y yo me tiro al piso a sobarlos cada vez que voy por allí; bueno, excepto a uno, al que la humanidad traumó lo suficiente como para ver en mí vía segura a la muerte), que me cuentan las historias de su vida, y me dicen mi amol, en serio, con énfasis, como que dicen verdad, y cuando no voy por muchos meses, me reclaman la ausencia. Y, mana, son penepé y he tenido que escuchar unas cuantas retahílas francamente delirantes. Pero los amo. Salí fresquecita, desomatizando.

En mi ruta de ese mismo día, paré en una de mis placitas favoritas (cada vez hay más, apareciendo junto a las calles, con botellones de refresco llenos de agua colgando de la carpita pa espantar las moscas, y llenas de plátanos, aguacates y papayas –¡eso también es amor!). En esa placita, cada vez que llevas la botella de DonQ vacía luego de haberte tomado el agüita de coco que sirven en ellas, te descuentan un pesito de la próxima. A veces no te descuentan ná o a veces llevas tres botellas y te descuentan el mismo pesito. Entonces, yo le digo a mi pana, el dueño de la placita que alquila el ranchón a otro, mera papá, ¿cómo es eso que te traigo toas esas botellas y tú me descuentas el mismo pesito? Y él se ríe y me dice, pueh, tá bien, te quito los tres pesitos. Y tú le dices, ná, quítaselos a alguien a quien le hagan más falta que a mí. Te lo digo pa que estés pendiente deso. Cóbrame como tú quieras. La cosa está dura. Y él, ¡¿que si qué?! Salí fresquecita, desomatizando.

Ahora, te digo con toa la verdad que soy capaz, que tó lo anterior es amor. Exasperante y conmovedor. Incomprensible y ciego. Complejo y contundente. Azaroso y portentoso. Autoboicot y belleza.

Es amor el regateo. Es amor el te hago precio. Es amor el sobrevivir con toas esas chucherías… y algo más. Es amor el cógelo suave. Es amor el tiempo lento. Es amor las tretas del débil. Es amor el no funciono como negocio capitalista. Es amor el resisto todas las reglas del juego del éxito empresarial. Incluso si boicotean mi propio negocio. Incluso si no me doy ni cuenta que lo boicotean. Porque es que, mana, de veras creo que todo esto tiene algo de resistencia milenaria, inconsciente colectivo style, a la explotación.

Es amor, en primerísimo lugar, porque el capitalismo es odio. Odio total.

Ahora a lxs boricuas nos falta (porque esto sí que lo hemos aprendido al dedillo), dejar de amar el consumo, norma capital del capital…

Me lo pongo de asignación número uno. ¿Te apuntas?

Imagen PD al plancito y algo más.JPG
Foto por Beatriz

 

[1] Mira el trabajo de esta gente pa que veas a lo que me refiero: http://www.80grados.net/beethoven-sale-del-caserio/ y https://blogs.uprm.edu/cuacceso/documentos-investigacion-y-difusion/. Hay mucha más info. Haz un esfuerzo.

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