nuestras audaces mansedumbres*

 

-Guillermo Rebollo-Gil

Hay gente con la que solo coincido en ocasión de sostener una pancarta o una vela. Las pancartas son para las ocasiones en que tenemos que exigir que no nos maten. Las velas son para cuando ya nos han matado a alguien.

Hay gente con la que solo coincido para un café. De un tiempo para acá, el tiempo del café se nos va comparando lugares a los que nos iríamos a vivir. Antes hablábamos de qué cosas poner en una pancarta; de dónde ir a comprar velas.

Hay gente con la que solo coincido cuando es tiempo de rabiar. Habíamos hecho una regla de nunca ir a tomar café rabiosos. Pero de un tiempo para acá, ni sosteniendo una vela en silencio una logra mantener la calma.

Hay gente con la que solo coincido cuando alguien más está llorando porque se tiene que ir o porque le mataron a alguien o porque de un tiempo para acá se siente como si tuviera que salir a la calle a exigir el tiempo para estar cansado o para pichar y desentenderse del mundo y de la gente.

Hay gente con la que intento concertar citas para el cine, para el parque, para fiestas con otra gente afín pero nunca logramos hacerlo a pesar de que nos vemos todo el tiempo en reuniones y pasquinadas y vigilias y protestas que toman lo que tomaría tomarnos un café juntos a la salida del cine.

Es la gente más hermosa que conozco. Y no los conozco ni tanto, más allá de los lugares a donde quisieran irse a vivir. Más allá de la gente que le han matado. Más allá del tiempo que duran de pie con una pancarta o una vela en sus manos.

Eso sí, sé cómo se toman su café. Y sé que se la pasan rabiando. Y sé que, con todo y su rabia, saben hacer otras cosas con sus manos pues las he visto salir de las protestas de la mano de sus hijas o de sus compañeras, o con las manos en los bolsillos o a los lados, o haciendo como si tocaran la batería o la guitarra eléctrica, o como si intentaran un gran salto a distancia o como si atraparan el aire, pero uno piensa que van aplaudiendo.[1]

*Lima, Jose María

[1] Barreto, Néstor

IMG_0656.jpg
Foto por Guillermo Francisco

Un comentario en “nuestras audaces mansedumbres*

Deja un comentario