– Ariadna M. Godreau Aubert
Soy una monstrua. Escribo de otras como yo.
Dice Anne Stoler , en Duress, que las historias que producen las formaciones imperiales son aquellas desmembradas, impedidas de. El desmembramiento ocurre cuando algo que supone estar todo-junto es separado, a la fuerza casi siempre. Usualmente produce la muerte, la de verdad o la figurativa. De este último tipo son las muertes espirituales, sociales, políticas, económicas, emocionales. El desmembramiento es una extinción de.
Un alcalde que hostiga, viola e intimida a las mujeres que trabajan para el municipio es un alcalde desmembrador, asesino, extintor. La naturaleza del desmembrador no depende del lugar en el que laboren las mujeres, por lo que en una futura revisión de este texto tacharía el dato. La violencia sexual es un desgarre, de verdad y figurativo. El figurativo, parecido a la muerte, es espiritual, emocional, social, político, económico.
Un cuerpo desmembrado es un cuerpo monstruoso. Sobre todo si ese cuerpo insiste en denunciar los eventos y las manos que le llevaron de todo-junto a desmembrado. Sobre todo si ese cuerpo insiste en burlar la muerte del desmembramiento y regresa aún más vivo, más cuerpo, más cuerpos, más juntos. En la futura edición, esa última línea irá en femeninos. Dirá así «Sobre todo si esa cuerpa insiste en burlar la muerte del desmembramiento y regresa aún más viva, más cuerpa, más cuerpas, más juntas».
Eyacular en el escritorio de una mujer subordinada y luego lavarse las manos pagando con dineros de la gente -que por definición incluye a la propia mujer- es un acto monstruoso, pero al parecer, ni tanto. Utilizar a unas niñas como escudos anti-monstruos es desmembrar lo pequeño. Utilizar a las mujeres que trabajan en el municipio como escudos anti-monstruos es desmembrarnos más. Como nos enseña la televisión, lo mejor y lo peor de las monstruas, las desgarradas, es que regresan siempre. Multiplicadas.
Si tocan a una, nos tocan a todas.
Una monstrua escribe para otras monstruas. Como ella.
