las condiciones ocultas

-Ariadna M. Godreau-Aubert

Todo pacto tiene, casi por vocación, una condición oculta. Una condición oculta es cualquier cosa que dice que lo antes descrito puede ser o no, según las circunstancias de quien lo firme. Quien estampa su firma después de quien describe el pacto suele ser quien sale perdiendo.

El miércoles 14 de diciembre, más de 100,000 personas recibimos un correo electrónico suscrito por We The People. Respondía a la petición, dirigida al presidente barack obama, exigiendo su posición en torno a la excarcelación de Oscar López Rivera. El esfuerzo es uno más en la larga cadena de expresiones de solidaridad, marchas, protestas, mujeres en los puentes aquí y allá.  La plataforma We The People es una iniciativa de la administración obama. Hasta el miércoles, todo operaba con apariencia de compromiso pendiente: la suma de 100,000 firmas a cambio de una expresión de casablanca, cualquiera. Menos ésta. Nos contestaron que, de conformidad a lo que permite una condición oculta entre tantas otras -¿ al pie de la página, al dorso, debajo de?-  no habría respuesta. No decir es un poder que se abroga quien escribe el pacto.

En ningún lugar del correo mencionan el nombre de Oscar o el nuestro. Imagino que tú y yo somos las sujetas anónimas en «your petition». Oscar y nosotras somos el margen donde se pierden esas letras chiquitas que les permiten responder que no habrá respuesta. Una cláusula oculta establece cuál es la distancia insalvable entre nosotras y el We the People, una línea en el espacio que le pasa por encima a este mar, a casablanca, a terrehaute.

Con frecuencia lleno peticiones electrónicas. En días audaces lo hago en las pausas de los semáforos. Pido la liberación de un País, la prohibición de la crema de avellanas, un alto a la matanza de algún animal. Con una firma sello todo menos la bienaventuranza, que es otra condición oculta y, por lo mismo, imposible. Firmé con otras, por Oscar, buscando conectar mi nombre con los suyos en medio de esta sucesión de acaboses. Apalábrame, país. Este es mi satélite. Llámame por mi nombre. Responde.

A veces es mejor no quedarse callada. A veces es mejor no quedarse.

Hay muchas formas de cuajar una traición. Perder la esperanza debe ser una de las primeras  Con frecuencia, me encuentro a Clarissa, la hija de Oscar, en cualquier parte. Cada vez que la saludo lo hago pensando que ella es todas las cosas y que, al mismo tiempo, cuando termine de llamarla, abrazarla o de hacerle «me gusta» con un click, ella siempre terminará siendo la hija de Oscar. En días como estos me dan unas ganas terribles de levantar el teléfono, marcar su número y quedarme callada: que si no es ahora Oscar no sale nunca y se le muere el viejo preso y nosotras, con ella. Si lo pienso mucho y me la tropiezo, camino un poco más de prisa para no ponerle de frente el peso de mi desesperanza. Vivir en una isla es una forma de enfrentar nuestros miedos.

Oscar López Rivera es un prisionero político puertorriqueño. Lleva más de 35 años preso en Estados Unidos por delitos de conspiración sediciosa. 12 de esos 35 años los pasó en confinamiento solitario, privado de estimulación sensorial, en condiciones de tortura. Oscar es el papá de Clarissa.  Puerto Rico es una isla en el Caribe. Lleva más de 524 años bajo ocupación colonial, los primeros 400 bajo la corona española, el resto bajo el imperio yanqui. Puerto Rico es mi condición y la tuya, si me lees.

El coronel Aureliano Buendía recordaría siempre aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. A esta hija le quedarán las manos en el cristal. A nosotras, el vuelo de las mariposas o el silencio. La felicidad será otra cosa o no será.

Un amigo regresa para enseñarme que quien te quiere no intenta apagar el fuego.  Se sienta contigo a verlo consumirse. Reconozco mi rabia y la dejo crecer sin decir «tengo fe», o «tengo esperanza», aunque la tenga. La opresión es la guerra declarada sin consideraciones, sin más que decir. Y yo te quiero tanto, como una chispita en la noche, nena. Incondicional.

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tomada del internet, por vagabond http://wp.me/p1eniL-1xo

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