-Vanesa Contreras Capó

La Nydia, mi madre, mide el espíritu navideño a través de las luces que ponen las personas fuera de sus casas, no importa si dentro hay o no arreglos o árboles, la idea es que la gente aporte a la iluminación de la calle con lo que pueda. Recuerdo que de pequeña una de las típicas vueltitas en coche con mi abuela era ir a ver las luces de navidad que ponían en las casas y eran tantas, que las casas o edificios que no tenían ninguna eran señalados como “sosos”.

Conforme han pasado los años, hemos notado que el número de luces ha disminuido poco a poco, sin embargo, siempre identificamos las calles más iluminadas y cambiamos los trayectos de nuestra ruta para poder disfrutarlas. Desde que murió mi abuela, hace más de 20 años, dejamos la tradición de dar vueltas en coche, en parte porque cada día odiamos más conducir, así que nuestra vueltita consiste en volver del trabajo a casa por calles diferentes para ver las luces.

Pero estas navidades el barómetro navideño está por los suelos, el porcentaje de sosos ha aumentado de manera estrepitosa incluso en las calles más famosas por su iluminación. Claro, este bajón eléctrico-navideño no viene de la nada, en los últimos viajes de exploración de casa al trabajo, que desde el carjacking que sufrió La Nydia la semana pasada se han vuelto más numerosos, hemos identificado diferentes teorías para este acontecimiento: el aumento en el costo de la luz, la desazón que nosotras mismas sufrimos ante tanta incertidumbre con la dichosa deuda y la junta de control fiscal, la violencia de la precariedad y la masiva emigración que junto con los desahucios han aumentado el número de casa vacías.

Desgraciadamente sobran razones para permanecer a oscuras, sin embargo, si bien las luces de las casas se han ido apagando se han encendido nuevas luces, como las del nuevo restaurante Popeye en la avenida Ponce de León, que abrió hace unas semanas y parece una discoteca por fuera. Al día de hoy, La Nydia todavía no ha puesto su cuota de luces navideñas. Ayer me volvió a decir que de este fin de semana no pasaba.