adelantar

                                                                             -Ariadna M. Godreau-Aubert

Iba a escribir sobre el pavor que me da pensar en las manos blancas y prístinas que en la mañana de un domingo cualquiera abren el periódico para reconocerse o no en la radiografía del País imaginado. Pensando en qué escribir, jugaba a contar cuántas secuencias distintas pueden construirse con Magacín, los shoppers, Por Dentro, Portada y las  primeras planas. ¿10? ¿31? ¿1022? Me fijo en que en algún momento, las manos blancas y prístinas darán con la columnita esa Antes que Llegue el Lunes y que esto podría cambiar o no el resultado de la ecuación.  ¿Será antes de Magacín, como embocadura al festival tropical de la gamuza y los proms? ¿Será intercambiable con la editorial que dice que todo va bien mientras mandata consenso y paz? ¿Será en las pausas, para pasar el trago amargo de la-situación-de-Siria, la-miseria-en-Haití, la-caída-de-la-libra-esterlina, la-epidemia-del-Zika, las-aguas-negras-del-Caño o de cualquier otra tragedia trans/nacional? ¿Será dando saltitos con las esquelas? Quizás la cosa es al final, como el cuerito del lechón. Alguien se sienta a la mesa con café y tostadas, se maravilla, se horroriza, da un sorbito, hace window shopping de papel, echa más azúcar, mastica tostada, se horroriza de nuevo y pasa a leer la columnita. De ahí, recogiendo con el dedito blanco y prístino las migajitas que caen  en el periódico, quien lee se relame con la simpatía de esa escritora que habla de estas y otras Hislas tan lindo, tan distinto, tan verdá. Escritora y persona que lee se comparten sonrisitas de complicidad y satisfacción.  Si lo permitieran la tinta y el papel, chocarían sus manos blancas y prístinas en señal de celebración. Todo está dicho. Bien dicho. Buen provecho. Feliz domingo.

Iba a escribir de todo eso pensando en las otras álguienes a las que hace rato se nos rompió la maquinita de calcular.  Pienso en cómo en una mañana como esta nos desaparecen – antes de que llegue el lunes, pa empezar desde cero sin el cero-  mientras que las  manitas blancas y prístinas llenan una boca que se alimenta de nuestra invisibilidad. Pienso en la manera  pintoresca que tiene la escritora de ser racista, homofóbica, clasista, de atacar a la juventud que lucha contra la miseria y la colonia y pienso que hay tanto que decir y rabiar.  Iba a usar este espacio para esto pero no lo voy a hacer, o quizás sí. Lo que pido de quienes me lean, es que vean esto que escribió la compañera Rima Brusi, aquí.

A lo que voy,

Llevo tiempo fascinada/atrapada por la distancia entre la resistencia y la estrategia. Después del teatro de asamblea, las rasgaduras de vestiduras por el consenso malogrado, las alianzas y las  enemistades propias de la lucha,  ­­­­­­busco el espacio para pensar en cómo la cosa oscila entre la rabia y la culpa. También pienso en la soledad y en la victoria – ¿cómo se ven?- y pienso que una quisiera coincidir pero ni tanto.

Hace algunas semanas personas acampan frente al Tribunal Federal en protesta contra la Junta de Control Fisca personas acampan frente al Tribunal Federal en protesta contra la Junta de Control Fiscal. Tienen una  programación educativa-artística-combativa, políticas sobre la equidad de género, identidades queer en resistencia, redes de apoyo, piquetes, casetas y desobediencia. Rehuyen del apoyo de políticos que buscan lavarse la cara y sospechan de las “alianzas”. Quieren construir algo nuevo, otra forma de consensuar donde quepan todos y todas pero al mismo tiempo, donde no sean los todos y todas de siempre.

En este mismo tiempo he escuchado vaticinios de horror – algunos de voces solidarias- que diagnostican la muerte temprana de un movimiento joven y transgeneracional que rehúye de los consensos.  No son estratégicos, dicen.  A la menor provocación alguien menciona “la lucha de Vieques” como bastión del poder del pueblo unido. Sospecho que, en ocasiones, en ese acto de insistir en Vieques se esconde un deseo consciente o no de menospreciar la lucha que se va gestando.  No me malinterpreten: la salida de la Marina de Vieques es y será siempre triunfo contra la violencia de la colonia. A lo que voy es a nombrar la distancia entre ese reconocimiento y la insistencia en traer continuamente “lo de Vieques”  para marcar el fracaso inevitable de las estrategias y procesos organizativos de quienes luchan hoy. Más aún, de criticar el rechazo a las alianzas estratégicas y particularmente a la participación de políticos.  Lo que digo es que la valorización, en esta fórmula de lo estratégico y fructífero vs. lo no estratégico y abocado al fracaso, es cuando menos injusta. Si Vieques es un referente canonizado y mítico de la lucha victoriosa y lo que se hace hoy no es “para nada como” lo de Vieques  ¿quiénes resisten hoy son ______? ¿la lucha hoy es ____________?

Quienes critican  esta “falta de estrategia” utilizan frases como: “cada cual tiene sus contradicciones y hay que bregar con eso”, “uno tiene que mirar al futuro/ser listo”, “hay que pensar en que la gente de la calle no entiende eso de democracia/colonia/la lucha”. También, entre mis favoritas.  “es que son chamaquitos los que protestan”, “lo que hacen es dar mala imagen a los medios”, «hay que tener cuidado con cómo se lucha y las consignas», “le están haciendo el juego a la Junta/Estados Unidos/el PPDPNP” y “así nada se adelanta”.

Será que toda tregua se propone buscando un punto común en lo cotidiano: cómo está el calor aquí, qué cara han puesto la leche y el café, qué barbaridad la política, cómo se hunde la Isla y eso. Luego vendría el repaso de los principales infortunios de las últimas dos semanas: la junta de control fiscal y los celebrantes, la muerte de una niña en un orfanato municipal y la reacción del superintendente que llama “narcotraficante” al padre en lugar de pedirle disculpas por la negligencia del Estado al que representa o al menos darle las condolencias, el asesinato de mujeres a mano de sus parejas, el cierre de escuelas, la columna clasista de la escritora clasista, la venida a menos  de Lin Manuel  y Bernie.  En algún momento – entre el Magacín y las primeras planas- la cosa se tranca y es necesario insistir en la diferencia y en la imposibilidad de convencer. Ahí se acaba la conversación y ese punto final es necesario.  Una tiene que escoger sus batallas, ¿no? Una quisiera coincidir, pero ni tanto.

Me pregunto si quiénes han construido una brecha tan extensa entre la estrategia y el futuro que queremos construir siempre escogen sus luchas de maneras tan blancas y prístinas antes de que llegue el lunes y con la boca llena.

*Si no leyó la columnita de la escritora, dése el gustazo aquí. Luego enjabónese los ojos, póngase o no la camisa y pase por el campamento.

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Foto por Ariadna

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