-Guillermo Rebollo-Gil
Estaba buscando citas de José Carrión para un poema-collage donde resaltaría su ‘nefastitud’. Desistí al poco rato, pues las probabilidades de que un poema llegue ante los ojos del presidente de la junta de control fiscal no son muy altas. Disculpen, se me olvidaron los tres palitos que le siguen a su nombre. Mi nombre tiene un guion entre los dos apellidos. Empecé a usarlo durante mi bachillerato para que el apellido de mi mamá no quedara fuera de “papeles importantes.” Aquí van: III. A mi mamá le gusta decir que yo soy el primero y único de los hijos de mi papá que se llama así. Carrión es el tercero en su familia con ese nombre. ¿Victoria?
La poesía no cuenta con un gran número de lectores. Que un poema llegue ante los ojos de una persona distinta a su autor es una gran victoria. Una cita reciente de Carrión que había encontrado para mi poema habla del presupuesto de la junta, la imaginación y los abogados. En mis clases de poesía hablo mucho acerca del riesgo: aquel relacionado a la tarea imaginativa de combinar en un poema elementos disimiles, y aquel relacionado a la tarea de vivir acorde a lo que dice un poema. La cita de Carrión es esta: “El grueso del mismo (presupuesto), desafortunadamente, son lo que se pueden imaginar: abogados.”
Lo que yo puedo imaginar hacer con el grueso del presupuesto de la junta es invertir en un botoncito rojo para sus integrantes presionar y auto-destruirse.
No arriesgo nada en este juego de la imaginación aunque soy consciente de que por expresiones más inocuas que esta en redes sociales, la policía ha intervenido con gente en meses recientes. No encontré cita alguna de Carrión sobre este particular. Quizás porque entre las inacabables facultades de los miembros de la junta está el poder decir lo que se quiere cuando se quiera sin que lo dicho coloque al hablante en precario. De ahí que el grueso de lo dicho por Carrión a lo largo del último año sea lo que uno jamás hubiese querido imaginar: ¡victoria!
En mis clases de poesía hablo mucho acerca de la poesía en tiempos de crisis; de la importancia de los papeles que permiten que un poema llegue ante los ojos de otro; del efecto que un poema puede tener en la vida de quien lo lee. Hay un poema de O’Hara que dice “everything continues to be possible.” Se me hace difícil precisar qué efecto, si alguno, ha tenido este poema en mi vida más allá de llenarme de ganas para llenar papeles con poemas en contra de Carrión y compañía durante la crisis. Los poemas— si bien se prestan para el canto—no sirven para cantar victoria. Mas no por ello lo que dice O’Hara es menos verdad: Todo sigue siendo posible. Menos lo del botoncito.
Habría pues que imaginar otra forma.
